Año Jubilar de la Misericordia

27 de enero de 2015

27 de enero: San Enrique de Ossó y Cervelló, patrón de los catequistas españoles

Nació en una familia cristiana de labradores acomodados en Vinebre, un pequeño pueblo de Tarragona perteneciente a la diócesis de Tortosa, el 16 de octubre de 1840. Era el tercero de tres hermanos: Jaime, Dolores y Enrique. Su madre, Micaela Cervelló Jové, le transmitió su profunda religiosidad y alimentó en él la vocación religiosa. De su padre, Jaime de Ossó Catalá, recibió el sentido práctico y emprendedor necesario para el mundo del comercio hacia el que intentó encaminarle. El, por su parte, tenía clara desde niño su orientación: “Mi primera vocación, maestro; mi primer deseo y dolor”. 

Tras la muerte de su madre en 1854, Enrique huyó a Montserrat, a los catorce años, para servir como ermitaño a los pies de la Virgen, a la que llaman cariñosamente la Moreneta, por el color de la imagen que en el santuario se venera. Ayudado por su hermano Jaime entró por fin en el seminario de Tortosa, estudió Teología en Barcelona de 1863 a 1866 y allí fue ordenado sacerdote en 1867. Fue profesor de matemáticas y física en el seminario al tiempo que desarrollaba una intensa labor catequética. 

Comenzando por el barrio de pescadores, Enrique llegó a organizar la catequesis de toda la diócesis de Tortosa. Sus estrategias pedagógicas congregaron en grupos estructurados a una niñez hasta entonces dispersa y desatendida, mientras él se ocupaba directamente de la formación de los catequistas. La transformación de las familias se hizo notar pronto. 

En 1870, con apenas treinta años, comenzó sus fundaciones: en ese mismo año, la Pía Asociación de la Purísima, para jóvenes campesinos, y el semanario “El amigo del pueblo”; en 1872, la revista mensual “Santa Teresa de Jesús”; en 1873, la Asociación de Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús, para jóvenes que quieran “vivir de veras el cristianismo en su propio ambiente” (actualmente “Movimiento Teresiano de Apostolado”, MTA, movimiento apostolado seglar con carisma teresiano en sus tres ramas: Amigos de Jesús, Jóvenes y Comunidades); en 1876, la Hermandad Josefina, para hombres de toda edad y profesión, el Rebañito del Niño Jesús (hoy Club de los Amigos de Jesús, rama infantil del MTA), y la Compañía de Santa Teresa de Jesús. 

La gran obra de su vida fue la Compañía de Santa Teresa de Jesús, instituto religioso femenino extendido hoy por Europa, América, África y Asia, que, de acuerdo con el carisma de su fundador, está llamada a extender el conocimiento y amor de Jesucristo por todo el mundo por medio de la oración, enseñanza y sacrificio según el espíritu y estilo de Teresa de Jesús. “Éste debe ser vuestro único afán: ser todas de Jesús: que no haya cosa en vuestro interior y exterior que no predique a Jesús”. 

Desde 1879 se vio envuelto en un delicado y doloroso pleito que, involuntariamente por su parte, le enfrentó a las autoridades eclesiásticas. Lo que algunos juzgaron como obstinación no fue sino defensa de la verdad, la justicia y los derechos de otros. Varias décadas más tarde, ya después de su muerte, salió a la luz la verdad de tan complicado proceso y se puso de manifiesto su fidelidad inquebrantable a la Iglesia, su honradez, caridad, espíritu de fe, prudencia y fortaleza en grado heroico. 

En los momentos más difíciles de su vida, abandonado por la Compañía de Santa Teresa de Jesús, de la que era padre y fundador, se retiró al convento franciscano de Sancti Spiritus de Gilet (Valencia) en busca de silencio y soledad para reflexionar y orar. A los pocos días murió repentinamente, a solas, a consecuencia de un derrame cerebral, el 27 de enero de 1896. Tenía 55 años.

Sus restos reposan en la capilla del noviciado de la Compañía de Santa Teresa de Jesús en Tortosa. La inscripción del sepulcro recoge el último pensamiento de Santa Teresa de Jesús: “Soy hijo de la Iglesia”, lo que él quiso expresar como resumen de su vida. 

Fue beatificado en Roma el 14 de octubre de 1979 y canonizado en Madrid el 16 de junio de 1993 por Juan Pablo II. El 6 de noviembre de 1998 fue declarado Patrono de los catequistas españoles.

A continuación dejamos una serie de enlaces con recursos sobre San Enrique de Ossó y Cervelló: